jueves, 4 de abril de 2013

La bota volteada

Gigantes habitaban la Tierra antes del Diluvio, hay testimonio de ello en las Escrituras hebraicas.
La estatura de aquellos gigantes medía de tres a más de cinco metros, casi los seis según otros escritos. El tardío Goliat tenía tres metros de altura. Pero, ¿a qué se debe la desaparición de aquellas gigantescas personas?
La hipótesis acertada considera que la etapa diluviana, provocada por los pecados graves de la humanidad, es la causante de la decadencia de excelsas condiciones de vida en la Tierra, situación que generaba estas características colosales, no sólo en el humano, también en la flora y la fauna.
Excepción hecha de lo ocurrido en el paraíso con Adán y Eva, el Diluvio representa el mayor cisma producido en la existencia de la humanidad y del planeta entero. Todos los animales terrestres y los seres humanos murieron ahogados, salvo Noé y su parentela —su mujer, tres hijos y tres nueras—, quienes creyendo en las advertencias del patriarca sobre el desastre que anunciaba, se refugiaron en la Arca junto con él; también, por haber abordado la Arca sobrevivieron a la mortandad todas las especies animales existentes en la superficie terrestre; se protegieron en la barcaza una pareja, hembra y macho, de cada especie animal sucia, más siete parejas, hembra y macho, de cada especie animal limpia; con esa medida se comprobó —dicho sea de paso— que la heterosexualidad significa todo y es lo correcto en la naturaleza. Después del Diluvio, tanto las ocho personas como los animales se avinieron a su nuevo hábitat; igual ocurrió con la vegetación.
Dentro de las complicaciones del Diluvio está que trajo consigo un desacomodo planetario que afectó a la Tierra en relación con nuestro sistema solar. Cambió el clima, ¡jamás había llovido antes del Diluvio, sino que una suave brisa cubría la faz de la Tierra!
Debido al deterioro del medio ambiente y la alimentación, los seres humanos comenzaron a ver disminuida su estatura y a menguar sus años de vida, pues el clima estable que abrigaba a todo el globo terráqueo se volvió irregular porque el fenómeno diluviano alteró el ángulo de rotación y el movimiento de traslación del planeta, dando lugar a las cuatro estaciones climáticas del año; y de los multivariados vegetales —nutritivas y sabrosas legumbres, hierbas, semillas y frutas—, así como gran diversidad de hongos y carnes magras que antes del Diluvio comían niños, niñas y adultos, ahora sólo contaban con la alimentación que el nuevo clima estacional y malas condiciones atmosféricas —con rayos solares impuros desde entonces— permitían cazar, criar, cultivar o recolectar, dependiendo de cada región, trayendo consigo consecuencias en su organismo ocasionadas por la menor calidad de los alimentos que consumían y por el clima donde vivían.
Respecto a los vegetales que cosechamos en la actualidad, estos no son tan nutritivos como los que se cultivaban en los tiempos de Noé debido a los productos químicos que utilizamos en la agricultura, no obstante, continúan siendo la mejor opción para una alimentación saludable; también hemos alcanzado altos estándares de calidad en el cultivo que utiliza fertilizantes orgánicos y herbicidas naturales, con abismal diferencia en comparación a los cultivos transgénicos, los cuales provocan cáncer y destruyen ecosistemas.
Por otro lado, especies migratorias como la mariposa monarca proliferaban en todo el planeta de la era antediluviana, no tenían necesidad de viajar enormes distancias para reproducirse, sino que dentro de una misma región buscaban la altitud con la temperatura y las condiciones idóneas de su hábitat reproductivo.
En el Génesis las personas vivían cientos de años, ¡Matusalén vivió novecientos sesenta y nueve años! En nuestros días, los más longevos alcanzan a festejar su último cumpleaños alrededor del octogésimo, y son contados en el mundo quienes cumplen cien años o poco más, esto, aun con los maravillosos avances que hemos logrado en la ciencia médica.
Así mismo, las personas postdiluvianas no somos étnicamente homogéneas como fueron nuestros antepasados, pues con el transcurso de los siglos las diferentes razas comenzaron a acentuarse conforme se diseminaban los pueblos sobre la Tierra.
La variación de los colores de piel y las particularidades de rasgos fisonómicos derivaron en la aparición progresiva y paulatina de los linajes humanos: cobrizo, amarillo o mongólico, negro o negroide, y blanco o caucásico; que si bien ya se encontraba en nuestra genética el desarrollo de las características raciales, estas catalizaron a partir de la manifestación espontánea de las diferentes lenguas terrenales en el episodio conocido como Babel, lugar de la confusión, en Mesopotamia, que es la región cuna de la civilización, donde se establecieron la frustrada Babilonia neodiluviana en el año 4000 a. C., y cinco siglos después, en el año 3500 a. C., a 200 kilómetros al sureste de Babilonia, la consolidada cultura Sumeria del héroe Gilgamesh, descendiente de Jafet, hijo de Noé.
Sobre este último punto, sabemos que los sumerios cohabitaron con los acadios, quienes eran descendientes de Sem, hijo de Noé; de esa forma se cumplió la bendición que Noé hizo a Jafet: «Engrandezca Dios a Jafet, y habite en las tiendas de Sem». La historia secular no ubica el origen étnico de los sumerios, mas manifiesta que compartían la región mesopotámica con los acadios, cuya ascendencia es semita; no obstante, el libro del Génesis nos da la pauta para declarar al gran Gilgamesh descendiente de Jafet.
El rey Gilgamesh gobernó alrededor del año 2600 a. C., pero su mitología fue registrada muchos siglos después, a partir del año 1300 a. C., con un total de doce tabletas de arcilla escritas en idioma Acadio. La duodécima tablilla, inconsistente respecto a las once anteriores, data del año 700 a. C. Esta mitología conocida como Epopeya de Gilgamesh sólo en la versión tardía habla del Diluvio, y es patente la interpolación referente al libro del Génesis que fue escrito —aunque también compilado de autores hebreos ascendientes según afirman expertos hermeneutas— por Moisés en el siglo XV a. C.
En el momento en que ocurrió por obra divina el alumbramiento de las diversas lenguas en la Babilonia neodiluviana del rey Nimrod, donde por iniciativa humana se estaba construyendo la torre que presumiblemente llegaría al cielo con la finalidad de burlar a Dios si provocaba otro eventual diluvio, fue cuando nacieron los primeros pueblos y la división política entre los seres humanos encontró lugar motivada por su respectiva lengua.
De igual manera, durante la construcción de la Torre de Babel, al volverse insostenible la convivencia entre los babilonios por la confusión lingüística, la ciudad quedó arruinada y ellos tuvieron que separarse, y cada lengua llevó consigo la historia del Diluvio; debido a esto diversas culturas alrededor del mundo mencionan —por lo menos de forma tergiversada— aquella hecatombe universal. Es innegable que el Diluvio sucedió tal como está registrado en la Biblia; el basamento de la Torre de Babel (E-Temen-an-ki que significa: la casa de la plataforma base del cielo y de la tierra), descubierto hace un siglo en las ruinas de Babilonia, es prueba contundente de ello.
El apogeo de Babilonia ocurrió a dos mil trescientos años de su fundación, de la mano del rey Hammurabi en el año 1700 a. C.; después resurgiría acompañada de gran esplendor por haber sido la capital del imperio del rey Nabucodonosor en el año 560 a. C.
En la época antediluviana no existían los continentes como los conocemos ahora, ni había océanos separando la tierra. Sin embargo, después de los trescientos setenta días que duraron el Diluvio y sus estragos, desde que comenzó la inundación hasta tener de nuevo toda la tierra seca, y el planeta volvió a ser habitable por los humanos, enormes porciones de tierra quedaron para siempre cubiertas por el mar; y muchos bosques y selvas, así como parte de la flora y la fauna marina, fueron sepultados por descomunales territorios que gracias a la presión ejercida al caer la inmensurable masa, más la degradación biológica agravada por el transcurso milenario del tiempo, ahora nos permite contar con extensos yacimientos petrolíferos, imprescindibles para la vida moderna. Tanto fue así, que toda aquella remoción diluviana causó la actual geografía accidentada del planeta.
Hay científicos asegurando hoy día que la generación petrolífera es abiogénica, sin componentes fósiles, pues tanto el hidrógeno como el carbono, también el metano según dicen, se encuentran en todo el universo conocido y probablemente llegue el tiempo de detectar petróleo crudo en otros planetas. Manifiestan que la generación abiogénica del petróleo es posible realizarla en un laboratorio y que esto comprueba la hipótesis. Amén de esa respetable opinión, también el petróleo fósil —biogénico— se ha producido en laboratorio aplicando al hidrocarburo presiones similares a las que sólo habrían podido generarse durante el Diluvio; sin embargo, esta producción fósil de laboratorio tiene mayor mérito, pues mientras en la generación abiogénica los técnicos utilizan los componentes químicos del petróleo como si fuese una receta de cocina, en la producción biogénica emplean materia orgánica —componentes fósiles que contienen hidrógeno y carbono, entre otros elementos—, de ahí el nombre hidrocarburo.
En la otra arista, la concentración generalizada de componentes químicos como el hidrógeno y el carbono integrados al inconmensurable sistema planetario, sólo establece un origen común para todo el universo, y no significa que otros planetas contengan combustible fósil ya que no cuentan con materia orgánica. Además, el petróleo crudo emerge a la superficie terrestre, fue allí donde la humanidad lo descubrió, y el hecho histórico más antiguo de un tipo petrolífero —la brea, formada a flor de tierra— está consignado en la Biblia, puntualizado por el profeta Moisés en el siglo XV a. C.; por tanto, si en la superficie de los demás planetas no hay petróleo crudo, es porque no cuentan con él. Así queda demostrado que la abiogénesis química por sí sola no es suficiente para la generación de petróleo. De igual forma, debido a que el petróleo se genera por la degradación de restos orgánicos, privativos de la Tierra, considero inapropiado e inútil el bombardeo con misiles, ya sea a la luna o a otros cuerpos celestes, con el fin de sondearlos en busca del también llamado oro negro. Por último, es importante resaltar que los descubrimientos petrolíferos a gran escala son postdiluvianos.
¡Profesor! interrumpió uno de los alumnos, el mismo alumno que siempre cuestiona cuando la clase está más interesante–. ¿Cómo es posible que macho y hembra de cada una de las especies existentes en la superficie del planeta hayan cabido en la embarcación? ¿Cómo alimentó Noé a todos aquellos animales durante los ¡doce meses y diecisiete días! que se guarecieron en la Arca? Esto que usted expone no es ciencia, es una hipótesis inverosímil.
La evidencia científica en este caso es materia de ingeniería. Las dimensiones que Dios ordenó a Noé para construir la Arca son similares a las de un buque contenedor de gran calado que pueda construirse en esta época: ciento treinta y siete metros de eslora, veintitrés metros de manga, y catorce metros de calado continuó el profesor–. De hecho, en ingeniería existe la especialidad denominada Construcción Naval, cuya bibliografía comienza mencionando a la Arca de Noé como la obra naval de mayor calado más antigua de la que se tenga registro en la historia, con las dimensiones perfectas para el propósito al que fue destinada. Claro, esto no sabíamos sino cuando el avance científico y tecnológico en la industria naval permitió comprobarlo. Sobre el asunto de la logística cibal, Dios instruyó a Noé para que almacenara en la Arca el alimento suficiente para todos, incluyendo a los animales; además, te aseguro que la misma persona que cerró y selló la compuerta de la Arca una vez que todos los animales junto con Noé y su parentela la habían abordado guiados por la orden divina, fue quien suministró las vituallas necesarias para que ningún tripulante ni animal padeciera hambre; esta persona es el Señor Jesucristo, el Mesías judío, Intemporal, Eterno.
El caso de la Arca de Noé es para los escépticos idéntico al tema sobre la composición atómica de la materia prosiguió el profesor–. Cuando Saulo de Tarso —mejor conocido con el sobrenombre Pablo— manifestó en el primer siglo de nuestra era: «Todo lo que se ve fue hecho de lo que no se veía...», fue considerado loco por los detractores de la fe. Ahora no tenemos duda que tal afirmación —temeraria en el tiempo en que el apóstol Pablo la declaró— es absolutamente cierta en cuanto a ciencia refiere. Sólo resta a los incrédulos aceptar la segunda parte de aquella declaración: «...mediante el poder de la Palabra de Dios». Para los fehacientes —quienes conforman la cofradía universal compuesta por creyentes exclusivos en Jesús, quien a su vez es el Autor y Consumador de la fe—, la palabra de Dios bíblica es la verdadera ciencia y ella testifica la Creación enfatizó el maestro.
Profesor, ¿es verdad que la Arca fue encontrada en el Monte Ararat —en Turquía— donde posó hace seis mil quinientos trece años? Brenda Evangelina pregunta.
La primera noticia sobre el descubrimiento de la Arca de Noé fue generada en el año 1916 por un explorador ruso que declaró haberla detectado en el Monte Ararat, a cuatro mil metros de altura sobre el nivel medio del mar, por lo que el entonces Zar de Rusia Nicolás II ordenó la expedición que ha sido la única en recolectar evidencias arqueológicas irrefutables de la Arca; pero el ascenso al poder de la revolución soviética en febrero de 1917, con la inevitable defenestración del Zar, trajo consigo la trágica destrucción de todas las pruebas testimoniales del hallazgo contestó.
No obstante, sobre esta historia en particular tengo mi reserva, pues durante la Guerra Fría que Estados Unidos de América (EUA) y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) mantuvieron desde el fin de la Segunda Guerra Mundial en el año 1945 hasta culminar la perestroika de Mijaíl Gorbachov en diciembre de 1991, que fue cuando la URSS se desmembró debido a su deplorable economía, los ataques entre ambas naciones se dieron crudamente en todos los ámbitos propagandistas posibles para ganar y mantener adeptos. En aquella belicosidad mediática, no menos importante fue el tema religioso, que el gobierno comunista trató de evitar porque consideraba a la religión el opio de los pueblos. Por esa intransigencia absurda la URSS mantuvo saldo negativo en dicho rubro; no tanto por su rechazo a Dios y a la libertad de cultos, pues a pesar de todo tenía a la Iglesia Ortodoxa como la religión oficial para el pueblo comunista, sino debido a la propaganda negra que EUA propinó a la URSS para desprestigiarla utilizando el tema de la Arca de Noé conjeturó.
Otro registro arqueológico importante ocurrió en el año 1965, cuando un piloto aviador del ejército turco que sobrevolaba la zona del Monte Ararat descubrió lo que pudo haber sido la Arca de Noé, se habla que incluso tomó una fotografía de la Arca e informó al Kremlin, pero los líderes comunistas fueron abyectos, pues el gobierno de la URSS era ateo recalcitrante, al cual no convenía dar a conocer el hallazgo, y para evitar el riesgo que la Arca fuese descubierta por personas interesadas en comprobar la existencia arqueológica de la milenaria construcción naval, acordó con Turquía prohibir las exploraciones en la zona, y ambas naciones establecieron una área de seguridad infranqueable que duró muchos años detalló el profesor.
Sin embargo, más bien supongo que los turcos aplicaron una cancamusa a la desaparecida URSS y, de paso, a los cristianos, porque en honor a la verdad no hubo tal hallazgo turco, me temo que fue una estratagema del gobierno turco para establecer estricto control militar en la región con la aprobación incondicional de la URSS, que cuando conoció el plan de asegurar la zona, advertida por Turquía tal vez sobre algún ocasional conflicto territorial o alguna insurrección, rehusó llevar a cabo esa estrategia militar para evitar la tensión diplomática, pues dicha zona linda con las fronteras de cuatro países, Turquía, Irán, y los entonces soviéticos Azerbaiyán, y Armenia, que hasta su inclusión a la URSS en el año 1921 integraba todo el territorio del Monte Ararat y no sólo una parte agregó.
Otros analistas especulan que, por el contrario, quien chantajeó al gobierno turco fue la URSS, pues aducen que el piloto turco que descubrió la supuesta Arca de Noé era un espía ruso, y con esa recancamusa los soviéticos consiguieron implementar la base militar aliada en el Ararat de Turquía mencionó el profesor.
También, supuestos arqueólogos publicaron en el año 2010 el dizque hallazgo de segmentos de madera que extrajeron de una cueva del Monte Ararat. Los descubridores apostaban que dichos pedazos de madera en el momento de mayor gloria, según, formaron parte de la Arca de Noé. Aquellos trozos de madera podrida fueron muy difundidos por la prensa mundial mediante una fotografía en la cual se apreciaba un camarote conservado de forma espléndida, con la madera bien barnizada, sin una partícula de polvo, incluso con «rastrojos de paja fresca» dando impresión que los rumiantes diluvianos recién habían merendado; empero, cristianos auténticos y fidedignos refutaron el supuesto hallazgo asegurando que sólo se trataba de interés publicitario para atraer turismo por parte de personas residentes en el Ararat. Luego entonces, en referencia a la grosera divulgación de estas nuevas presuntas reliquias de madera arcaica, a los publicistas sólo faltó fotografiar una lagartija para amplificarla y mostrarla como si fuese un velocirráptor añadió.
Por si esto es poco, WikiLeaks filtró hace un par de años documentos secretos estadunidenses del año 1968, en los cuales está registrado que todos los restos arqueológicos de la barcaza fueron extraídos del Monte Ararat con la anuencia de Turquía, destinándolos a un lugar secreto de EUA. Ambos gobiernos tomaron aquella medida porque según se informa en la exhibición documental de WikiLeaks, no convenía al Estado turco lidiar con multitudinarias peregrinaciones de turismo religioso el profesor gesticula sarcástico y con esa misma ironía agrega:
En esa filtración de WikiLeaks únicamente faltó mencionar que, para poder nivelar el déficit de la balanza comercial, Turquía necesita de las remesas de sus trabajadores emigrados a Europa y... ¡también de las divisas del turismo estadunidense!
Risas discretas y murmullo se escuchan en la clase.
No nos interesa analizar la situación política de los países involucrados en el descubrimiento de la Arca de Noé, ni ponderar el potencial turístico del Monte Ararat, sino dilucidar si es razonable aceptar que el vestigio de la Arca de Noé realmente ha sido descubierto aclaró el maestro.
Para empezar, pónganse en el lugar y las circunstancias del patriarca Noé y familia propuso a los alumnos–. Así será fácil que aflore nuestro sentido común. Y para que tal suposición fuese más fácil de asumir por ustedes, decidí guiarlos en la expedición. Esta es la causa.
La clase estaba, no en el salón de la escuela preparatoria como podría pensarse, sino en la cercana colonia El Mirador Playitas de la Heroica Guaymas de Zaragoza, que cuenta con imponentes cerros en su periferia, emergidos del Mar de Cortés, y cuya orografía el maestro consideró propicia para amenizar su ponencia ante los alumnos.
A todos sorprendió gratamente la bota volteada, la aula rústica de aquella práctica escolar, una cueva de ocho metros de altura con la forma de este calzado, pero al revés, con la suela arriba, localizada en la parte alta del cerro Policía, a cien metros sobre el nivel del mar.
El cerro Policía está en el flanco este de la colonia El Mirador Playitas, y la protege en temporada de ventarrones en una longitud de ochocientos metros desde la entrada de la colonia a la última calle donde colinda con el cerro Cabeza de Simio, ubicado al sur, el cual también delimita y protege junto con el cerro Carricito que está enfilado al suroeste hacia la playa del mismo nombre el lado posterior de la colonia en la anchura de quinientos metros.
Los alumnos formaron tres grupos de debate: el primero asumió la postura de negar el Diluvio y, ergo, la existencia de la Arca, mas la literatura y mitologías globales, así como los descubrimientos arqueológicos, reservorios petrolíferos, y la naturaleza fosilizada alrededor del planeta que patentizan el cataclismo bíblico, desacreditaron de forma categórica sus presunciones; el segundo grupo intentó demostrar que los restos de la Arca fueron hallados y destruidos, no obstante, por falta de pruebas confiables no pudo sostener sus argumentos. Por último, el tercer grupo, integrado por Jazmín Azucena, Denise, Allison, Paola, Raquel, Andrea, Brenda Evangelina, Kendra Sofía, Ana Karen, Perla Esmeralda, José Manuel, Jesús Gael, David Alonso, y Joel Eduardo, acreditó su hipótesis sustentándola en la historia bíblica del Génesis, que es paradigmática de principio a fin, cuya autoridad plena ha continuado reconocida por diversas culturas a través de los milenios, con ella armoniza la ciencia, es confiable como ninguna otra historia sobre el origen de la humanidad, no está adulterada con fragmentos de textos seculares ni tergiversaciones, y a más de todo esto: es inspirada por Dios. En consecuencia, la hipótesis fue desarrollada con acierto de la siguiente manera:
Nuestra hipótesis comienza con una analogía entre el Monte Ararat y la colonia El Mirador Playitas. El libro del Génesis declara que la Arca «posó» en el Monte Ararat, ello significa que el episodio diluviano culminó con un suave asentamiento de la Arca, y esto sólo pudo ser posible sobre terreno raso, pues si hubiese encallado o embarrancado sobre una montaña, se habría provocado caos en las entrecubiertas y cubículos de la nave afectando a todos los animales y a la familia sobreviviente, con heridas graves o muertes; incluso peor, si la barcaza hubiese pantoqueado, nada ni nadie se habría salvado. Afortunadamente, tenemos la certeza que la Arca no sufrió ninguna clase de incidente en todo el tiempo que duró el Diluvio, pues el libro del Génesis no menciona tal suceso y sería absurdo pensar que Dios la abandonaría a su suerte; en esta inteligencia, estamos ciertos que Dios mismo —en la persona de Jesús— veló con arduo trabajo para brindar a todos seguridad y sosiego durante aquel tiempo aciago. Cuando el libro del Génesis manifiesta que la Arca posó, entendemos que varó suavemente y terminó surta sobre la llanura del monte. Si la Arca hubiese varado en esta colonia, habría fondeado sobre lo plano, donde están ubicadas las casas.”
También sabemos, porque el libro del Génesis así afirma, que Dios autorizó a Noé abandonar la Arca una vez que esta reposó en la zona habitable del monte. Había terminado la comisión. Debido a que era mundo nuevo para poblar, lógico es deducir que la familia haya decidido vivir en aquel llano; además, Noé no iba a desechar la Arca, obra magna en la que invirtió parte importante de su vida. De igual manera, Dios no instruyó a Noé sobre el uso que daría a la barcaza abandonada, mas dejó muy claro —con la creación del arco iris como señal de este pacto— que jamás ocurriría otro Diluvio, por lo que la Arca había cumplido su propósito, y Noé entendió que tenía libertad de utilizarla como más conviniera. En lugar de inaugurar el primer museo diluviano del mundo para que generaciones de turistas en los próximos milenios viajaren desde sus respectivos países con el fin de visitarlo —esto es sarcasmo—, Noé tal vez pensó dar mejor uso a la construcción obsoleta, aquel que satisficiera sus necesidades energéticas y de vivienda para resguardarse de la intemperie. Sí, Noé y su familia aprovecharon la madera de la Arca para construir las casas de aquella primera colonia postdiluviana, así como también hicieron leña para cocinar alimentos en el fogón y protegerse del frío extremoso característico de aquella latitud, clima que no conocían y comenzaron a sufrir. ¡Cuán buena resultó la madera para la construcción de casas, curada con brea resistió muchos años, y la que utilizaron como energético, ardió con facilidad y gran intensidad!”.