—Gigantes
habitaban la Tierra antes del Diluvio, hay testimonio de ello en las
Escrituras hebraicas.
—La
estatura de aquellos gigantes medía de tres a más de cinco metros,
casi los seis según otros escritos. El tardío Goliat tenía tres
metros de altura. Pero, ¿a qué se debe la desaparición de aquellas
gigantescas personas?
—La
hipótesis acertada considera que la etapa diluviana, provocada por
los pecados graves de la humanidad, es la causante de la decadencia
de excelsas condiciones de vida en la Tierra, situación que generaba
estas características colosales, no sólo en el humano, también en
la flora y la fauna.
—Excepción
hecha de lo ocurrido en el paraíso con Adán y Eva, el Diluvio
representa el mayor cisma producido en la existencia de la humanidad
y del planeta entero. Todos los animales terrestres y los seres
humanos murieron ahogados, salvo Noé y su parentela —su mujer,
tres hijos y tres nueras—, quienes creyendo en las advertencias del
patriarca sobre el desastre que anunciaba, se refugiaron en la Arca
junto con él; también, por haber abordado la Arca sobrevivieron a
la mortandad todas las especies animales existentes en la superficie
terrestre; se protegieron en la barcaza una pareja, hembra y macho,
de cada especie animal sucia, más siete parejas, hembra y macho, de
cada especie animal limpia; con esa medida se comprobó —dicho sea
de paso— que la heterosexualidad significa todo y es lo correcto en
la naturaleza. Después del Diluvio, tanto las ocho personas como los
animales se avinieron a su nuevo hábitat; igual ocurrió con la
vegetación.
—Dentro
de las complicaciones del Diluvio está que trajo consigo un
desacomodo planetario que afectó a la Tierra en relación con
nuestro sistema solar. Cambió el clima, ¡jamás había llovido
antes del Diluvio, sino que una suave brisa cubría la faz de la
Tierra!
—Debido
al deterioro del medio ambiente y la alimentación, los seres humanos
comenzaron a ver disminuida su estatura y a menguar sus años de
vida, pues el clima estable que abrigaba a todo el globo terráqueo
se volvió irregular porque el fenómeno diluviano alteró el ángulo
de rotación y el movimiento de traslación del planeta, dando lugar
a las cuatro estaciones climáticas del año; y de los multivariados
vegetales —nutritivas y sabrosas legumbres, hierbas, semillas y
frutas—, así como gran diversidad de hongos y carnes magras que
antes del Diluvio comían niños, niñas y adultos, ahora sólo
contaban con la alimentación que el nuevo clima estacional y malas
condiciones atmosféricas —con rayos solares impuros desde
entonces— permitían cazar, criar, cultivar o recolectar,
dependiendo de cada región, trayendo consigo consecuencias en su
organismo ocasionadas por la menor calidad de los alimentos que
consumían y por el clima donde vivían.
—Respecto
a los vegetales que cosechamos en la actualidad, estos no son tan
nutritivos como los que se cultivaban en los tiempos de Noé debido a
los productos químicos que utilizamos en la agricultura, no
obstante, continúan siendo la mejor opción para una alimentación
saludable; también hemos alcanzado altos estándares de calidad en
el cultivo que utiliza fertilizantes orgánicos y herbicidas
naturales, con abismal diferencia en comparación a los cultivos
transgénicos, los cuales provocan cáncer y destruyen ecosistemas.
—Por
otro lado, especies migratorias como la mariposa monarca proliferaban
en todo el planeta de la era antediluviana, no tenían necesidad de
viajar enormes distancias para reproducirse, sino que dentro de una
misma región buscaban la altitud con la temperatura y las
condiciones idóneas de su hábitat reproductivo.
—En
el Génesis las personas vivían cientos de años, ¡Matusalén vivió
novecientos sesenta y nueve años! En nuestros días, los más
longevos alcanzan a festejar su último cumpleaños alrededor del
octogésimo, y son contados en el mundo quienes cumplen cien años o
poco más, esto, aun con los maravillosos avances que hemos logrado
en la ciencia médica.
—Así
mismo, las personas postdiluvianas no somos étnicamente homogéneas
como fueron nuestros antepasados, pues con el transcurso de los
siglos las diferentes razas comenzaron a acentuarse conforme se
diseminaban los pueblos sobre la Tierra.
—La
variación de los colores de piel y las particularidades de rasgos
fisonómicos derivaron en la aparición progresiva y paulatina de los
linajes humanos: cobrizo, amarillo o mongólico, negro o negroide, y
blanco o caucásico; que si bien ya se encontraba en nuestra genética
el desarrollo de las características raciales, estas catalizaron a
partir de la manifestación espontánea de las diferentes lenguas
terrenales en el episodio conocido como Babel, lugar de la confusión,
en Mesopotamia, que es la región cuna de la civilización, donde se
establecieron la frustrada Babilonia neodiluviana en el año 4000 a.
C., y cinco siglos después, en el año 3500 a. C., a 200 kilómetros
al sureste de Babilonia, la consolidada cultura Sumeria del héroe
Gilgamesh, descendiente de Jafet, hijo de Noé.
—Sobre
este último punto, sabemos que los sumerios cohabitaron con los
acadios, quienes eran descendientes de Sem, hijo de Noé; de esa
forma se cumplió la bendición que Noé hizo a Jafet: «Engrandezca
Dios a Jafet, y habite en las tiendas de Sem». La historia secular
no ubica el origen étnico de los sumerios, mas manifiesta que
compartían la región mesopotámica con los acadios, cuya
ascendencia es semita; no obstante, el libro del Génesis nos da la
pauta para declarar al gran Gilgamesh descendiente de Jafet.
—El
rey Gilgamesh gobernó alrededor del año 2600 a. C., pero su
mitología fue registrada muchos siglos después, a partir del año
1300 a. C., con un total de doce tabletas de arcilla escritas en
idioma Acadio. La duodécima tablilla, inconsistente respecto a las
once anteriores, data del año 700 a. C. Esta mitología conocida
como Epopeya de Gilgamesh sólo en la versión tardía habla del
Diluvio, y es patente la interpolación referente al libro del
Génesis que fue escrito —aunque también compilado de autores
hebreos ascendientes según afirman expertos hermeneutas— por
Moisés en el siglo XV a. C.
—En
el momento en que ocurrió por obra divina el alumbramiento de las
diversas lenguas en la Babilonia neodiluviana del rey Nimrod, donde
por iniciativa humana se estaba construyendo la torre que
presumiblemente llegaría al cielo con la finalidad de burlar a Dios
si provocaba otro eventual diluvio, fue cuando nacieron los primeros
pueblos y la división política entre los seres humanos encontró
lugar motivada por su respectiva lengua.
—De
igual manera, durante la construcción de la Torre de Babel, al
volverse insostenible la convivencia entre los babilonios por la
confusión lingüística, la ciudad quedó arruinada y ellos tuvieron
que separarse, y cada lengua llevó consigo la historia del Diluvio;
debido a esto diversas culturas alrededor del mundo mencionan —por
lo menos de forma tergiversada— aquella hecatombe universal. Es
innegable que el Diluvio sucedió tal como está registrado en la
Biblia; el basamento de la Torre de Babel (E-Temen-an-ki
que significa: la casa de la plataforma base del cielo y de la
tierra), descubierto hace un siglo en las ruinas de Babilonia, es
prueba contundente de ello.
—El
apogeo de Babilonia ocurrió a dos mil trescientos años de su
fundación, de la mano del rey Hammurabi en el año 1700 a. C.;
después resurgiría acompañada de gran esplendor por haber sido la
capital del imperio del rey Nabucodonosor en el año 560 a. C.
—En
la época antediluviana no existían los continentes como los
conocemos ahora, ni había océanos separando la tierra. Sin embargo,
después de los trescientos setenta días que duraron el Diluvio y
sus estragos, desde que comenzó la inundación hasta tener de nuevo
toda la tierra seca, y el planeta volvió a ser habitable por los
humanos, enormes porciones de tierra quedaron para siempre cubiertas
por el mar; y muchos bosques y selvas, así como parte de la flora y
la fauna marina, fueron sepultados por descomunales territorios que
gracias a la presión ejercida al caer la inmensurable masa, más la
degradación biológica agravada por el transcurso milenario del
tiempo, ahora nos permite contar con extensos yacimientos
petrolíferos, imprescindibles para la vida moderna. Tanto fue así,
que toda aquella remoción diluviana causó la actual geografía
accidentada del planeta.
—Hay
científicos asegurando hoy día que la generación petrolífera es
abiogénica, sin componentes fósiles, pues tanto el hidrógeno como
el carbono, también el metano según dicen, se encuentran en todo el
universo conocido y probablemente llegue el tiempo de detectar
petróleo crudo en otros planetas. Manifiestan que la generación
abiogénica del petróleo es posible realizarla en un laboratorio y
que esto comprueba la hipótesis. Amén de esa respetable opinión,
también el petróleo fósil —biogénico— se ha producido en
laboratorio aplicando al hidrocarburo presiones similares a las que
sólo habrían podido generarse durante el Diluvio; sin embargo, esta
producción fósil de laboratorio tiene mayor mérito, pues mientras
en la generación abiogénica los técnicos utilizan los componentes
químicos del petróleo como si fuese una receta de cocina, en la
producción biogénica emplean materia orgánica —componentes
fósiles que contienen hidrógeno y carbono, entre otros elementos—,
de ahí el nombre hidrocarburo.
—En
la otra arista, la concentración generalizada de componentes
químicos como el hidrógeno y el carbono integrados al
inconmensurable sistema planetario, sólo establece un origen común
para todo el universo, y no significa que otros planetas contengan
combustible fósil ya que no cuentan con materia orgánica. Además,
el petróleo crudo emerge a la superficie terrestre, fue allí donde
la humanidad lo descubrió, y el hecho histórico más antiguo de un
tipo petrolífero —la brea, formada a flor de tierra— está
consignado en la Biblia, puntualizado por el profeta Moisés en el
siglo XV a. C.; por tanto, si en la superficie de los demás planetas
no hay petróleo crudo, es porque no cuentan con él. Así queda
demostrado que la abiogénesis química por sí sola no es suficiente
para la generación de petróleo. De igual forma, debido a que el
petróleo se genera por la degradación de restos orgánicos,
privativos de la Tierra, considero inapropiado e inútil el bombardeo
con misiles, ya sea a la luna o a otros cuerpos celestes, con el fin
de sondearlos en busca del también llamado oro negro. Por último,
es importante resaltar que los descubrimientos petrolíferos a gran
escala son postdiluvianos.
—¡Profesor!
–interrumpió
uno de los alumnos, el mismo alumno que siempre cuestiona cuando la
clase está más interesante–. ¿Cómo es posible que macho y
hembra de cada una de las especies existentes en la superficie del
planeta hayan cabido en la embarcación? ¿Cómo alimentó Noé a
todos aquellos animales durante los ¡doce meses y diecisiete días!
que se guarecieron en la Arca? Esto que usted expone no es ciencia,
es una hipótesis inverosímil.
—La
evidencia científica en este caso es materia de ingeniería. Las
dimensiones que Dios ordenó a Noé para construir la Arca son
similares a las de un buque contenedor de gran calado que pueda
construirse en esta época: ciento treinta y siete metros de eslora,
veintitrés metros de manga, y catorce metros de calado –continuó
el profesor–. De hecho, en ingeniería existe la especialidad
denominada Construcción Naval, cuya bibliografía comienza
mencionando a la Arca de Noé como la obra naval de mayor calado más
antigua de la que se tenga registro en la historia, con las
dimensiones perfectas para el propósito al que fue destinada. Claro,
esto no sabíamos sino cuando el avance científico y tecnológico en
la industria naval permitió comprobarlo. Sobre el asunto de la
logística cibal, Dios instruyó a Noé para que almacenara en la
Arca el alimento suficiente para todos, incluyendo a los animales;
además, te aseguro que la misma persona que cerró y selló la
compuerta de la Arca una vez que todos los animales junto con Noé y
su parentela la habían abordado guiados por la orden divina, fue
quien suministró las vituallas necesarias para que ningún
tripulante ni animal padeciera hambre; esta persona es el Señor
Jesucristo, el Mesías judío, Intemporal, Eterno.
—El
caso de la Arca de Noé es para los escépticos idéntico al tema
sobre la composición atómica de la materia –prosiguió
el profesor–. Cuando Saulo de Tarso —mejor conocido con el
sobrenombre Pablo— manifestó en el primer siglo de nuestra era:
«Todo lo que se ve fue hecho de lo que no se veía...», fue
considerado loco por los detractores de la fe. Ahora no tenemos duda
que tal afirmación —temeraria en el tiempo en que el apóstol
Pablo la declaró— es absolutamente cierta en cuanto a ciencia
refiere. Sólo resta a los incrédulos aceptar la segunda parte de
aquella declaración: «...mediante el poder de la Palabra de Dios».
Para los fehacientes —quienes conforman la cofradía universal
compuesta por creyentes exclusivos en Jesús,
quien
a su vez es el Autor y Consumador de la fe—, la palabra de Dios
bíblica es la verdadera ciencia y ella testifica la Creación
–enfatizó
el maestro.
—Profesor,
¿es verdad que la Arca fue encontrada en el Monte Ararat —en
Turquía— donde posó hace seis mil quinientos trece años? –Brenda
Evangelina pregunta.
—La
primera noticia sobre el descubrimiento de la Arca de Noé fue
generada en el año 1916 por un explorador ruso que declaró haberla
detectado en el Monte Ararat, a cuatro mil metros de altura sobre el
nivel medio del mar, por lo que el entonces Zar de Rusia Nicolás II
ordenó la expedición que ha sido la única en recolectar evidencias
arqueológicas irrefutables de la Arca; pero el ascenso al poder de
la revolución soviética en febrero de 1917, con la inevitable
defenestración del Zar, trajo consigo la trágica destrucción de
todas las pruebas testimoniales del hallazgo –contestó.
—No
obstante, sobre esta historia en particular tengo mi reserva, pues
durante la Guerra Fría que Estados Unidos de América (EUA) y la
Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) mantuvieron
desde el fin de la Segunda Guerra Mundial en el año 1945 hasta
culminar la perestroika
de Mijaíl Gorbachov en diciembre de 1991, que fue cuando la URSS se
desmembró debido a su deplorable economía, los ataques entre ambas
naciones se dieron crudamente en todos los ámbitos propagandistas
posibles para ganar y mantener adeptos. En aquella belicosidad
mediática, no menos importante fue el tema religioso, que el
gobierno comunista trató de evitar porque consideraba a la religión
el opio
de los pueblos. Por esa intransigencia absurda la URSS mantuvo saldo
negativo en dicho rubro; no tanto por su rechazo a Dios y a la
libertad de cultos, pues a pesar de todo tenía a la Iglesia Ortodoxa
como la religión oficial para el pueblo comunista, sino debido a la
propaganda negra que EUA propinó a la URSS para desprestigiarla
utilizando el tema de la Arca de Noé –conjeturó.
—Otro
registro arqueológico importante ocurrió en el año 1965, cuando un
piloto aviador del ejército turco que sobrevolaba la zona del Monte
Ararat descubrió lo que pudo haber sido la Arca de Noé, se habla
que incluso tomó una fotografía de la Arca e informó al Kremlin,
pero los líderes comunistas fueron abyectos, pues el gobierno de la
URSS era ateo recalcitrante, al cual no convenía dar a conocer el
hallazgo, y para evitar el riesgo que la Arca fuese descubierta por
personas interesadas en comprobar la existencia arqueológica de la
milenaria construcción naval, acordó con Turquía prohibir las
exploraciones en la zona, y ambas naciones establecieron una área de
seguridad infranqueable que duró muchos años –detalló
el profesor.
—Sin
embargo, más bien supongo que los turcos aplicaron una cancamusa a
la desaparecida URSS y, de paso, a los cristianos, porque en honor a
la verdad no hubo tal hallazgo turco, me temo que fue una estratagema
del gobierno turco para establecer estricto control militar en la
región con la aprobación incondicional de la URSS, que cuando
conoció el plan de asegurar la zona, advertida por Turquía tal vez
sobre algún ocasional conflicto territorial o alguna insurrección,
rehusó llevar a cabo esa estrategia militar para evitar la tensión
diplomática, pues dicha zona linda con las fronteras de cuatro
países, Turquía, Irán, y los entonces soviéticos Azerbaiyán, y
Armenia, que hasta su inclusión a la URSS en el año 1921 integraba
todo el territorio del Monte Ararat y no sólo una parte –agregó.
—Otros
analistas especulan que, por el contrario, quien chantajeó al
gobierno turco fue la URSS, pues aducen que el piloto turco que
descubrió la supuesta Arca de Noé era un espía ruso, y con esa
recancamusa los soviéticos consiguieron implementar la base militar
aliada en el Ararat de Turquía –mencionó
el profesor.
—También,
supuestos arqueólogos publicaron en el año 2010 el dizque hallazgo
de segmentos de madera que extrajeron de una cueva del Monte Ararat.
Los descubridores apostaban que dichos pedazos de madera en el
momento de mayor gloria, según, formaron parte de la Arca de Noé.
Aquellos trozos de madera podrida fueron muy difundidos por la prensa
mundial mediante una fotografía en la cual se apreciaba un camarote
conservado de forma espléndida, con la madera bien barnizada, sin
una partícula de polvo, incluso con «rastrojos de paja fresca»
dando impresión que los rumiantes diluvianos recién habían
merendado; empero, cristianos auténticos y fidedignos refutaron el
supuesto hallazgo asegurando que sólo se trataba de interés
publicitario para atraer turismo por parte de personas residentes en
el Ararat. Luego entonces, en referencia a la grosera divulgación de
estas nuevas presuntas reliquias de madera arcaica, a los publicistas
sólo faltó fotografiar una lagartija para amplificarla y mostrarla
como si fuese un velocirráptor
–añadió.
—Por
si esto es poco, WikiLeaks
filtró
hace un par de años documentos secretos estadunidenses del año
1968, en los cuales está registrado que todos los restos
arqueológicos de la barcaza fueron extraídos del Monte Ararat con
la anuencia de Turquía, destinándolos a un lugar secreto de EUA.
Ambos gobiernos tomaron aquella medida porque según se informa en la
exhibición documental de WikiLeaks,
no convenía al Estado turco lidiar con multitudinarias
peregrinaciones de turismo religioso –el
profesor gesticula sarcástico y con esa misma ironía agrega:
—En
esa filtración de WikiLeaks
únicamente
faltó mencionar que, para poder nivelar el déficit de la balanza
comercial, Turquía necesita de las remesas de sus trabajadores
emigrados a Europa y... ¡también de las divisas del turismo
estadunidense!
Risas
discretas y murmullo se escuchan en la clase.
—No
nos interesa analizar la situación política de los países
involucrados en el descubrimiento de la Arca de Noé, ni ponderar el
potencial turístico del Monte Ararat, sino dilucidar si es razonable
aceptar que el vestigio de la Arca de Noé realmente ha sido
descubierto –aclaró
el maestro.
—Para
empezar, pónganse en el lugar y las circunstancias del patriarca Noé
y familia –propuso
a los alumnos–. Así será fácil que aflore nuestro sentido común.
Y para que tal suposición fuese más fácil de asumir por ustedes,
decidí guiarlos en la expedición. Esta es la causa.
La
clase estaba, no en el salón de la escuela preparatoria como podría
pensarse, sino en la cercana colonia El Mirador Playitas de la
Heroica Guaymas de Zaragoza, que cuenta con imponentes cerros en su
periferia, emergidos del Mar de Cortés, y cuya orografía el maestro
consideró propicia para amenizar su ponencia ante los alumnos.
A
todos sorprendió gratamente la bota volteada, la aula rústica de
aquella práctica escolar, una cueva de ocho metros de altura con la
forma de este calzado, pero al revés, con la suela arriba,
localizada en la parte alta del cerro Policía, a cien metros sobre
el nivel del mar.
El
cerro Policía está en el flanco este de la colonia El Mirador
Playitas, y la protege en temporada de ventarrones en una longitud de
ochocientos metros –desde
la entrada de la colonia a la última calle–
donde colinda con el cerro Cabeza de Simio, ubicado al sur, el cual
también delimita y protege –junto
con el cerro Carricito que está enfilado al suroeste hacia la playa
del mismo nombre–
el lado posterior de la colonia en la anchura de quinientos metros.
Los
alumnos formaron tres grupos de debate: el primero asumió la postura
de negar el Diluvio y, ergo, la existencia de la Arca, mas la
literatura y mitologías globales, así como los descubrimientos
arqueológicos, reservorios petrolíferos, y la naturaleza fosilizada
alrededor del planeta que patentizan el cataclismo bíblico,
desacreditaron de forma categórica sus presunciones; el segundo
grupo intentó demostrar que los restos de la Arca fueron hallados y
destruidos, no obstante, por falta de pruebas confiables no pudo
sostener sus argumentos. Por último, el tercer grupo, integrado por
Jazmín Azucena, Denise, Allison, Paola, Raquel, Andrea, Brenda
Evangelina, Kendra Sofía, Ana Karen, Perla Esmeralda, José Manuel,
Jesús Gael, David Alonso, y Joel Eduardo, acreditó su hipótesis
sustentándola en la historia bíblica del Génesis, que es
paradigmática
de principio a fin, cuya autoridad plena ha continuado reconocida por
diversas culturas a través de los milenios, con ella armoniza la
ciencia, es
confiable como ninguna otra historia sobre el origen de la humanidad,
no está adulterada con fragmentos de textos seculares ni
tergiversaciones, y a más de todo esto: es inspirada por Dios. En
consecuencia, la hipótesis fue desarrollada con acierto de la
siguiente manera:
“Nuestra
hipótesis comienza con una analogía entre el Monte Ararat y la
colonia El Mirador Playitas. El libro del Génesis declara que la
Arca «posó» en el Monte Ararat, ello significa que el episodio
diluviano culminó con un suave asentamiento de la Arca, y esto sólo
pudo ser posible sobre terreno raso, pues si hubiese encallado o
embarrancado sobre una montaña, se habría provocado caos en las
entrecubiertas y cubículos de la nave afectando a todos los animales
y a la familia sobreviviente, con heridas graves o muertes; incluso
peor, si la barcaza hubiese pantoqueado, nada ni nadie se habría
salvado. Afortunadamente, tenemos la certeza que la Arca no sufrió
ninguna clase de incidente en todo el tiempo que duró el Diluvio,
pues el libro del Génesis no menciona tal suceso y sería absurdo
pensar que Dios la abandonaría a su suerte; en esta inteligencia,
estamos ciertos que Dios mismo —en la persona de Jesús—
veló con arduo trabajo para brindar a todos seguridad y sosiego
durante aquel tiempo aciago. Cuando el libro del Génesis manifiesta
que la Arca posó, entendemos que varó suavemente y terminó surta
sobre la llanura del monte. Si la Arca hubiese varado en esta
colonia, habría fondeado sobre lo plano, donde están ubicadas las
casas.”
“También
sabemos, porque el libro del Génesis así afirma, que Dios autorizó
a Noé abandonar la Arca una vez que esta reposó en la zona
habitable del monte. Había terminado la comisión. Debido a que era
mundo nuevo para poblar, lógico es deducir que la familia haya
decidido vivir en aquel llano; además, Noé no iba a desechar la
Arca, obra magna en la que invirtió parte importante de su vida. De
igual manera, Dios no instruyó a Noé sobre el uso que daría a la
barcaza abandonada, mas dejó muy claro —con la creación del arco
iris como señal de este pacto— que jamás ocurriría otro Diluvio,
por lo que la Arca había cumplido su propósito, y Noé entendió
que tenía libertad de utilizarla como más conviniera. En lugar de
inaugurar el primer museo diluviano del mundo para que generaciones
de turistas en los próximos milenios viajaren desde sus respectivos
países con el fin de visitarlo —esto es sarcasmo—, Noé tal vez
pensó dar mejor uso a la construcción obsoleta, aquel que
satisficiera sus necesidades energéticas y de vivienda para
resguardarse de la intemperie. Sí, Noé y su familia aprovecharon la
madera de la Arca para construir las casas de aquella primera colonia
postdiluviana, así como también hicieron leña para cocinar
alimentos en el fogón y protegerse del frío extremoso
característico de aquella latitud, clima que no conocían y
comenzaron a sufrir. ¡Cuán buena resultó la madera para la
construcción de casas, curada con brea resistió muchos años, y la
que utilizaron como energético, ardió con facilidad y gran
intensidad!”.