viernes, 24 de febrero de 2012

Rescatemos nuestro futuro

¿Debemos los ciudadanos rescatar al IFE y al México institucional de las manos partidócratas?
¿Cómo es posible que el IFE deba soportar en su seno a los representantes de los partidos políticos, cuando sabemos que dichos representantes únicamente salvaguardan intereses partidócratas de las distintas facciones políticas?
¿Acaso no es suficiente el control que los diputados federales de las distintas corrientes partidócratas infligen a la institución electoral con el nombramiento de los consejeros que, en todos los casos, son a modo de la partidocracia?
¿Los ciudadanos permaneceremos impávidos sufriendo las críticas negativas y mediáticas que la partidocracia hace del IFE, ignorando la capacidad extraordinaria de este instituto para organizar elecciones pacíficas e imparciales?
¿Permitirá la ciudadanía que los partidócratas pisoteen una vez más las normas electorales como ocurrió en el año 2006?
¿Por qué razón los partidócratas no legalizaron el voto independiente relativo a las candidaturas ciudadanas independientes, el cual es constitucional y necesario para consolidar una verdadera democracia?
Por último, ¿Entenderá algún día la partidocracia que la ciudadanía padece necesidades de alimentación, salud, educación, empleo y recreación, y que para satisfacerlas es urgente dar soluciones reales, consistentes, tangibles, y no sólo discursivas?
Cuestiono lo anterior porque los partidos políticos –avalados por la Constitución, pero convertidos en prerrogativa exclusiva de los partidócratas– jamás darán el primer paso para una reforma progresista profunda, pues ninguno de los partidos ha sido netamente ciudadano, sino que diversos grupos de poder los han creado y usufructuado sólo para beneficio de su respectiva banda política partidócrata, menospreciando la necesidad ciudadana de una real vía democrática para acceder a los puestos gubernamentales y poner orden en nuestro país, el cual, entre otras cosas, debiendo ser potencia económica mundial –por mencionar el aspecto revelador– está desarrollando un crecimiento donde la característica principal es el aumento de la pobreza, agravándose debido a que en la cima del abismo económico y financiero donde se ubica la élite gobernante, observamos una riqueza injusta y un despilfarro de los recursos del Estado, tanto por la corrupción como por la ineptitud partidócratas.
A pesar de estas inaceptables circunstancias, aun así, en el colmo del insulto a la inteligencia del pueblo, los partidócratas, cada quien por su lado, se autoproclaman la solución a los problemas de corrupción, ineficacia, impunidad e inseguridad que tanto perjudican a México. Empero, la realidad los contradice, porque no solamente niegan el poder de la ciudadanía, del pueblo independiente respaldado por nuestro máximo ordenamiento legal constitucional, sino que los partidócratas también hunden cada día más y más a México, auxiliándose con estos flagelos que dicen combatir, aniquilando a la clase obrero patronal honesta, honrada y trabajadora, pero necesitada de apoyos contantes y sonantes para la generación de empleos que permitan aumentar la productividad y la competitividad tan apremiantes para lograr el desarrollo y crecimiento nacional en un ambiente económico, político, social y cultural sano, y no en el entorno trágico que los ciudadanos padecemos todos los días en México por culpa de los partidócratas.
La iniciativa ciudadana contra la partidocracia –mediante el voto independiente– tiene la oportunidad constitucional, en las próximas elecciones federales del 1 de julio, de rescatar al Estado mexicano del control partidocrático y sus calamidades. Rescatemos nuestro presente y futuro, vámonos poniendo de acuerdo cómo y con quiénes lograrlo. La propuesta es institucional, pacífica y concluyentemente democrática.